La mala leche, como expresión y según de donde proceda puede tener una ú otra connotación. En España por ejemplo es sinónimo de muy mal carácter; una expresión coloquial podría ser: -“Hoy estás de muy mala leche ¿qué te ha pasado?”; o esta otra: “No seas cabrón, no hagas eso, no tengas mala leche”; incluso hoy día la gente fina por aquello de no ser demasiado vulgar en el empleo de palabras malsonantes emplean el término “uva” en lugar de “leche”, que viene a significar lo mismo pero quizás menos vulgar –“Pero chico, que mala uva tienes hoy”. Sin embargo en otros países hispanoparlantes, como Venezuela, la expresión “mala leche” significa tejer “mala suerte”. En cualquier caso siempre sería bueno matizar entre los verbos “ser” y “estar”; una cosa es “ser/tener de mala leche” y otra más puntual “estar de mala leche”. O sea, para los venezolanos, ser gafe perpetuo o que su equipo de fútbol falle un penalty. El origen de la expresión y según la revista “Muy Interesante”, “se remonta a la antigua creencia de que la leche con que se amamantaba influía en el carácter. Por ejemplo, Aristóteles aseguraba que existía una cierta organización social que venía determinada por la leche mamada. Así, los miembros naturales de una aldea eran los que habían ingerido la misma leche. Por su parte, San Agustín recomendaba que los niños cristianos no fueran amamantados por amas paganas, porque esto influiría negativamente en su fe. Los médicos también aconsejaban que se buscaran nodrizas sanas física y mentalmente.” Esta, si se me permite, aclaración, sobre la mala leche viene a cuento porque a día de hoy son 53.000 los niños chinos enfermos por consumir productos lácteos contaminados y lo peor es que el problema ya traspasó las fronteras. La leche contaminada con melamina, -sustancia que se usa para la fabricación de plásticos, en los humanos provoca problemas renales y cálculos— cruzó las fronteras. La contaminación se ha detectado en 22 empresas productoras, entre ellas gigantes de la industria como Yili, Mengniu y Sanlu. Por eso, un portavoz de la UE, pese a que Europa no importa leche del país asiático, advertía a Pekín sobre la necesidad de poner la casa en orden, con la cautela pues además en julio pasado se descubrió que alimentos chinos para animales de compañía contenían melamina, sustancia con la que se disfraza la falta de proteínas. Durante los JJOO todo estaba bien tapadito, ninguna noticia salía del país.
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