jueves, 27 de noviembre de 2025

y borrar

 

La ennegrecida casa de la Luz

Aquel día en Ui-dong
cayó aguanieve,
y mi cuerpo, compañero de mi alma,
tembló con cada lágrima que caía.

Sigue tu camino.

¿Acaso dudas?
¿Qué sueñas, rondando así?


Casas de dos pisos iluminadas como flores,
bajo ellas aprendí la agonía,
y hacia una tierra de alegría aún intacta
tontamente extendí una mano.

Sigue tu camino.

¿En qué sueñas? No te detengas.


Hacia los recuerdos que se forman en una farola, caminé.
Una vez allí, miré hacia arriba, y dentro de la farola
había una morada muy negra. Era la casa de la luz,
negra como el carbón.

El cielo estaba oscuro y, en esa oscuridad,
los pájaros que la habitan
alzaron el vuelo,
despojándose del peso de sus cuerpos.
¿Cuántas veces tendría que morir para elevarme así?
Nadie podría, entonces, tomarme de la mano.

¿Qué sueño es tan bonito?
¿Qué recuerdo
brilla tanto?


Aguanieve, como las yemas de los dedos de mi madre,
rastrillan mis cejas despeinadas,
golpean mis heladas mejillas y acarician,
otra vez, el mismo punto.

Date prisa, soñadora, y sigue tu camino.

Llorar
se me ha hecho un hábito,
pero las lágrimas
no me han engullido del todo. 

Las pesadillas
se me han hecho un hábito,
pero las noches insomnes
que queman mis venas y arterias
no me han devorado del todo. 

Mirad,
estoy bailando.
Oh, con frenesí
sacudo los hombros
sobre la silla de ruedas en llamas. 

No es cosa de magia
ni de trucos,
es solo que nada
puede destruirme del todo. 

Ningún infierno
ni los insultos
ni la tumba
ni esta maldita aguanieve
demasiado fría, ni el granizo
afilado como el cuchillo
logró triturar lo último de mí. 

Mirad,
estoy cantando
sobre una silla que lanza fuego.
Oh, con frenesí
la danza de la silla de ruedas. 

(Dedicado a Kang Won-rae, cantante y bailarín del grupo Clone, quien sufrió un accidente automovilístico que lo dejó discapacitado de la cintura para abajo y, sin embargo, no dejó de actuar).

De: Guardé el anochecer en el cajón.Editorial Lumen.Traductor Sunme Yoon

Mark Rothko y yo

La muerte en febrero

Aunque no hace falta que lo aclare,
no existe relación alguna entre Mark Rothko y yo. 

Él nació el 25 de septiembre de 1903
y murió el 25 de febrero de 1970.
Yo nací el 27 de noviembre de 1970
y todavía sigo viva.
Sin embargo, a veces me pongo a pensar
en el tiempo de nueve meses
que separan su muerte y mi nacimiento. 

Días antes o después
de esa madrugada en que él se abrió las venas de las manos
en la cocina anexa a su taller,
mis padres fundieron sus cuerpos
y poco después
una mota de vida
apareció en el útero tibio 

cuando en un cementerio de Nueva York al final del invierno
el cuerpo de Rothko no se había corrompido todavía. 

No es para maravillarse
sino para entristecerse. 

Siendo solo una mota,
sin tener aún un corazón que late,
sin saber lo que es el lenguaje,
lo que es la luz
ni las lágrimas,
me estaba formando
dentro del útero sonrosado, 

cuando entre la vida y la muerte,
febrero, una herida abierta,
resistió y resistió
hasta que empezó a cicatrizar por fin, 

cuando dentro de la tierra a medio derretir y por eso más fría
la mano de Rothko no se había corrompido todavía.

De: Guardé el anochecer en el cajón.Editorial Lumen.Traductor Sunme Yoon

Cierta tarde, ya tarde, estaba…

Cierta
tarde, ya tarde, viendo
el vapor que subía de mi cuenco
blanco de arroz, caí en la cuenta
de que algo se iba para siempre
y aun ahora
sigue yéndose para siempre.

Tenía que comer.

Y me comí mi arroz.

Version de @aurelioasiain

Portada en coreano de Actos humanos  소년이 온다 Editorial: Changbi

Esbozo del anochecer 5

Estaba reverdeciendo
un árbol negro que creía muerto. 

Se hizo de noche mientras lo miraba. 

Fluyó la sangre por los nudos verdes,
la lengua se sumergió en la oscuridad. 

La luz al borrarse
dejó rayas transparentes. 

(Como estoy viva)
estiré la mano hacia el tronco.

Tengo ojos que sangran.

No recuerdo

que haya tenido algo más.

No tengo nada dulce,

tampoco nada amargo,

nada suave,

nada palpitante,

nada que enjugue mi corazón.

Me olvidé sin querer,

ya no tengo adónde más ir.

No es que vea todo rojo, solo que

no confío en nada calmo; de los gemidos

mejor no hablamos.

Cuando descanso cubriendo mis ojos

con un fino velo conjuntivo,

entonces no amo mis mejillas,

tampoco mi labios, ni el surco nasal manchado.

Solo tengo ojos sangran.

De: Guardé el anochecer en el cajón.Editorial Lumen.Traductor Sunme Yoon

Han Kang tras recibir el Premio Nobel de Literatura. (Reuters/Jonas Ekstromer)

Todo está bien

A los dos meses de nacer
el niño lloraba cuando anochecía.
No era que tuviera hambre
o que le doliera algo.
Sin razón alguna,
así estaba tres horas desde el atardecer hasta la noche. 

Por miedo a que se esfumara como una burbuja,
lo cogía en brazos
y deambulaba por toda la casa preguntando:
«¿Qué te pasa?
¿Qué te pasa?
¿Qué te pasa?».
Se me caían las lágrimas
y se mezclaban con las del niño. 

Un día de pronto,
aunque nadie me lo enseñó,
le dije:
«Todo está bien.
Todo está bien.
Ya está todo bien». 

Increíblemente,
aunque el niño no paró de llorar
y la única que sosegó su llanto
fui yo, sin embargo,
de pura casualidad,
unos días después el niño dejó de llorar. 

Recién pasados los treinta
supe lo que debía hacer
cuando sollozas dentro de mí.
Como mirando la carita de un niño que gimotea,
me dirijo a tus lágrimas saladas como la espuma:
«Todo está bien». 

No digo «qué te pasa»
sino «todo está bien».
«Ya todo está bien».

De: Guardé el anochecer en el cajón.Editorial Lumen. Traductor Sunme Yoon

Han Kang 한강(Gwangju, Corea del Sur, 27 de noviembre de 1970). Poeta y novelista. Premio Nobel de Literatura 2024. Es la primera surcoreana y la primera mujer asiática en obtener este galardón.

Su familia está profundamente ligada al ámbito literario: Su madre, Im Gam-oh (임감오), quien soñaba con ser pianista, se convirtió en el pilar de esta familia de escritores, su padre, Han Seung-won (한승원), es un renombrado escritor en Corea del Sur, y sus dos hermanos, Han Dong-rim (한동림) y Han Gang-in (한강인), también son escritores.  asumiendo el rol de «directora» de lo que su esposo describe como una «fábrica literaria familiar», adicional al trabajo de cuidados.

A los nueve años Han Kang se mudó a Seúl con su familia. Estudió Letras en la Universidad Yonsei y después de graduarse en 1993 trabajó durante tres años como periodista para las revistas Publishing Journal y Samtoh, entre otras.

Empezó su carrera como novelista al ganar el concurso literario de primavera del diario Seúl Shinmun en 1994 que publicó su primera historia corta, lanzándola en formato de libro en 1995. Hasta entonces, firmaba como Han Kang-hyun (한강현); sin embargo, a partir de su siguiente colección de cuentos, El amor de Yeosu, adoptó el nombre literario Han Kang (한강), que se traduce de manera literal como «río Han», el río que atraviesa Seúl. Han es su apellido, mientras que Kang o Kang-hyun es su nombre.

 Han Kang estuvo casada con el crítico literario Hong Yong-hee (홍용희), con quien tuvo un hijo nacido en agosto del año 2000, ahora un joven músico, con quien gestiona una librería independiente llamada Hoy (책방오늘) en el distrito de Jongno, al norte de Seúl. 

Es autora de las novelas La vegetariana (채식주의자)(Random House, 2024; Premio Booker Internacional 2016), La clase de griego (Random House, 2023), Actos humanos (Rata, 2018)(Random House, 2024; Premio Manhae de Literatura de Corea y Premio Malaparte en Italia en 2017), Blanco (finalista del Premio Booker Internacional 2018) e Imposible decir adiós(Random House, 2024; Premio Médicis Étranger 2023), así como del poemario Guardé el anochecer en el cajón (Lumen, 2025). La autora ha recibido también el Premio Yi Sang, el Premio Artista Joven del Año, el 25. Premio de Novela Coreana, el Premio de Literatura Hwang Sun-Won y el Premio de Literatura Dong Ri. También ha sido publicado en español por Reservoir Books su libro de cuentos ‘Hada del trueno, hada del relámpago’ publicado en Corea en 2007.

Hasta 2018 trabajó como profesora en el departamento de Escritura Creativa del Instituto de las Artes de Seúl, y en la actualidad se dedica por completo a la escritura. Su obra ha sido publicada en más de treinta idiomas.

Su obra más famosa, La vegetariana, galardonada con el Premio Booker Internacional, fue llevada al cine en 2009, dirigida por Lim Woo-Seong y protagonizada por la actriz Chae Min-seo. Paradójicamente La vegetariana fue prohibida en algunas bibliotecas y escuelas del área metropolitana de Seúl, al ser considerada «perjudicial para la juventud» y la misma Han Kang  incluida en una lista de censurados debido a su novela Actos Humanos por el gobierno de Park Geun-Hye (박근혜) la hija del antiguo dictador. En la novela la autora toma hechos reales ocurridos en la represión que hubo en 1980 en la ciudad donde nació. En 1980, Chun Doo-hwan dio un golpe de Estado y así llegó al poder. Desde el principio se manejó a represión limpia. Pero cuando el 18 de mayo de 1980 los estudiantes de la Universidad de Chonnam, en Gwangju, junto con algunos sindicatos, se organizaron para exigir la democracia, se desató la furia. Durante nueve días los manifestantes formaron una comuna semejante a la Comuna de París. El 27 de mayo, Doo-hwan envió el ejército a Gwangju para reprimir a los miembros de la comuna. El gobierno habló de unos 200 muertos, los civiles, de unos 2.000. Tortura, sadismo, ejecuciones. Cuando la familia de Han Kang dejaron Gwangjule habían vendido la casa a una familia. Uno de ellos es Dongho, uno de los asesinados de quince años. Cuando lo matan y ya ha visto morir en medio de la calle a su mejor amigo y ya ha estado limpiando y organizando cadáveres. Muchos años después Han Kang volvió a Gwangju, revisó materiales, se encontró con el hermano de Dongho quien le dió permiso para contar su historia. Actos humanos es una denuncia desgarradora de esos hechos. Está escrito en seis capítulos que son seis miradas, puntos de vista como el del amigo de Dongho, ya cadáver, que habla desde la pila de cuerpos que se pudren o la de una mujer que testimonia como le metieron una regla hasta traspasarle el útero… 

Las cualidades reconocidas cuando le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura: “por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”.

sábado, 5 de octubre de 2024

“No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas” Autor: Alonso de Molina

 


No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas

Autor: Alonso de Molina

 

     No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas. Ni siquiera es preciso que haya nacido un viernes, pero sería oportuno que ella tenga la risa de un día como el jueves, pues bien pudiera ser que le crecieran pétalos y germine en sus flores hasta hilvanar los círculos de un bosque donde aguarda el helecho para abrir paso a los solsticios y descoser el karma y sus escamas, renaciendo otra vez, de entre los tiempos, única.

 

Tampoco es necesario que trepe por los muros para contradecir las hormas de la geometría pretendiendo alcanzar los alfas y omegas de la divinidad, pues si de amar se trata, ella ama a sus plantas y a sus gatas, ama su consabido mate y ama sus ojos, (y quizá los míos), y ama caminar como un rayo inviernos, primaveras, otoños y veranos, creciéndoles las huellas desde los pies urgidos al exacto centro de sus buganvillas.

 

     Por poner un reparo, tendría que decir que la prefiero fresca, como recién cogida de un campo de cerezas y buscara mis párpados para perderse en busca de un pecado. Que prendida en el vientre de la música rompiera los tambores y afirmara que sí, que existe un mundo desbordado de yerbas y de aromas que crecen día tras día entre sus huesos.

 

     En verano buscamos los racimos huyendo hacia la luna. A veces me parece un sueño que llega hasta el invierno. Ella borra bostezos a la noche, esquivando las dudas de su cuerpo, mientras caen rendidos por su cuello, mis dientes uno a uno muy despacio.

 

     Podría ser aurora proclamada, y no lo es. Es tan solo un retazo de un mar que un día cambió de tierra buscando hundir los besos donde sus pies naufraguen junto a mí. Hay que amarla cargado de paciencia, como a una reina que zurce entre sus labios un dominio de cantos sin medida. No es difícil amar, ya digo, a una mujer que riega sus macetas.

 

 

Análisis del poema por Javier Amable

 

 1. Estructura y métrica:

El poema no sigue una métrica fija ni está sujeto a un esquema de rima formal. Es un poema escrito en verso libre, lo que da al autor más libertad para jugar con la musicalidad del lenguaje y las imágenes, sin la restricción de las reglas métricas tradicionales. La falta de rima y métrica específica no afecta su fluidez, ya que el ritmo está guiado por la cadencia interna de las palabras y los encabalgamientos. Este uso del verso libre es coherente con la temática de la naturaleza, la libertad y el fluir del tiempo que se exploran en el poema.

 

 2. Lenguaje y estilo:

El estilo es poético y reflexivo, con un uso de imágenes detalladas y sensoriales que evocan la naturaleza y el tiempo. El lenguaje está cargado de sutileza y lirismo, presentando un discurso que se mueve entre lo cotidiano (regar las macetas) y lo metafísico o espiritual (el crecimiento, los ciclos, el karma, los solsticios).

 

El tono es intimista y, al mismo tiempo, algo contemplativo. Hay una constante reflexión sobre lo que es amar a la mujer que riega sus macetas, no desde lo grandioso ni lo épico, sino desde lo sencillo, lo cotidiano, lo esencial. Esto refuerza la idea de que amar no es un acto complicado, sino que se manifiesta en los pequeños gestos de la vida diaria.

 

El poema está salpicado de frases largas, con pausas internas, que favorecen un flujo pausado y meditativo, como si el poeta se tomara su tiempo para contemplar y saborear las sensaciones y pensamientos que evoca la mujer. Al no ser un poema formalmente rimado o sujeto a métricas rígidas, este uso del ritmo refleja una sensación de libertad, coherente con el carácter libre de la mujer y su relación con la naturaleza.

 

 3. Imágenes:

El poema está cargado de imágenes ricas y simbólicas, que contribuyen a crear un ambiente sensorial. Algunas de las imágenes más destacadas son:

 

- “Mujer que riega sus macetas”: La acción de regar macetas evoca un acto de cuidado y conexión con la vida. Las plantas son símbolo de crecimiento, renovación y fertilidad, y, al ser cuidadas por la mujer, reflejan su capacidad de nutrir y crear belleza.

 

- “Le crecieran pétalos y germine en sus flores”: Una metáfora que asocia a la mujer con las plantas que cuida, como si ambas estuvieran entrelazadas en un ciclo natural de crecimiento y vida. La mujer no solo cuida la naturaleza, sino que es parte de ella.

 

- “Renaciendo otra vez, de entre los tiempos, única”: Aquí se introduce la idea de renacimiento y unicidad. La mujer es presentada como una figura única, que trasciende el tiempo y las estaciones, pero sin perder su conexión con la naturaleza.

 

- “Cargado de paciencia, como a una reina que zurce entre sus labios un dominio de cantos sin medida”: La comparación de la mujer con una reina que zurce no solo denota su cuidado y dedicación, sino también su poder, aunque sea en un reino más humilde y personal. Los “cantos sin medida” evocan la naturaleza infinita y libre de su ser.

 

 4. Palabras clave:

- “Riega sus macetas”: Esta imagen principal sugiere tanto el cuidado como la conexión con la vida y la naturaleza. Las plantas, aquí, representan la capacidad de amar en lo cotidiano.

- “Pétalos”, “flores”, “helecho”: Todas estas palabras relacionadas con la naturaleza sugieren el ciclo de la vida, el crecimiento, la fertilidad y la transformación.

- “Solsticios”, “karma”: Introducen una dimensión cósmica o espiritual, conectando a la mujer con los ciclos del universo y las fuerzas invisibles que gobiernan la vida.

- “Paciencia”: Resalta la naturaleza tranquila y lenta del amor descrito, el cual se manifiesta a través del tiempo y la dedicación.

- “Reina”: Aunque no en el sentido de majestuosidad pública, el uso de esta palabra sugiere que la mujer tiene un poder interno y una dignidad en su forma de existir.

 

 5. Figuras retóricas:

El poema está repleto de metáforas, símiles y símbolos, elementos que le otorgan profundidad y riqueza. Algunas de las figuras más destacadas son:

 

- Metáforas:

   - “No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas”: Esta frase funciona como una metáfora extendida en todo el poema, donde la acción de regar macetas se convierte en un símbolo del tipo de amor que se describe: uno simple, natural, y enraizado en el día a día.

   - “Le crecieran pétalos y germine en sus flores”: La mujer es vista como parte del ciclo de vida de las plantas, lo que subraya la idea de conexión con la naturaleza.

   - “Zurce entre sus labios un dominio de cantos sin medida”: La acción de “zurcir” crea una metáfora para el cuidado y el arte de la paciencia, mientras que el “dominio de cantos” evoca una habilidad innata y libre.

 

- Imágenes sensoriales:

   - “Como recién cogida de un campo de cerezas” introduce una imagen táctil y gustativa, evocando frescura y tentación.

   - “Creciéndoles las huellas desde los pies urgidos al exacto centro de sus buganvillas” mezcla lo visual con lo táctil, dándole vida a la idea de caminar por las estaciones de la vida.

 

- Símbolos:

   - “Cerezas” puede simbolizar el placer, la frescura, o incluso lo efímero.

   - “Helecho”, “solsticios” y “karma” son símbolos de ciclos, eternidad y conexiones espirituales que trascienden lo inmediato.

 

 6. Temática:

El poema explora el amor en su forma más sencilla y pura, alejándose de las concepciones grandilocuentes del amor romántico. Aquí, amar es estar en sintonía con la naturaleza, con los ciclos de la vida, y con los pequeños gestos cotidianos que constituyen la existencia. La figura de la mujer es casi una extensión de la naturaleza misma, con su risa, sus plantas y sus gatas.

 

También hay un componente de espiritualidad y transcendencia. Se mencionan conceptos como el “karma”, los “solsticios” y los “ciclos”, lo que sugiere que la mujer no solo es amada por lo que hace o por su presencia física, sino por cómo encarna ciertos ritmos universales más profundos.

 

 Conclusión:

Este poema es una oda al amor cotidiano, a la belleza y al misterio que residen en lo aparentemente simple. Utilizando el verso libre, un lenguaje cargado de imágenes sensoriales y un tono íntimo, el poeta crea una atmósfera de contemplación y reverencia. La mujer que riega sus macetas se convierte en símbolo de una conexión más profunda con la naturaleza, el tiempo y la vida misma, y amarla es entrar en sintonía con esos ciclos.

 

El poema es parte del libro Proclamado en ti, del autor Alonso de Molina, dedicado a su esposa.





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miércoles, 11 de septiembre de 2024

LO BELLO Y LO TRISTE. YASUNARI KAWABATA



Antes de llegar a los treinta años, Otoko comenzó a usar siempre quimono, de modo que su esbeltez ya no resultaba tan evidente como cuando usaba faldas o pantalones. Con todo, era innegable que adelgazaba mucho todos los veranos. Ahora, aquel fenómeno la hacía pensar en su madre muerta. 
Verano a verano, la debilidad y la pérdida de peso de Otoko se iban haciendo más notables.

–¿A qué tónico se puede recurrir para evitar esto? –preguntó a su madre en una oportunidad–. En los periódicos aparecen avisos de muchas medicinas... ¿has probado alguna?

–Supongo que algo ayudarán –respondió la mujer con vaguedad y luego de una pausa prosiguió con tono diferente–: Otoko, la mejor medicina para una mujer es el matrimonio.

Otoko permaneció en silencio.

–¡El hombre es la medicina que da vida a la mujer! Todas las mujeres tienen que consumirla.

–¿Aun cuando se trate de un veneno?

–Aun así. Tú ya probaste el veneno y aún no lo admites, ¿no? Pero yo sé que puedes encontrar un buen antídoto. A veces se necesita un veneno para contrarrestar otro veneno. Quizás el remedio sea amargo, pero tienes que cerrar los ojos y tragarlo. Es posible que experimentes náuseas y creas que no te va a pasar por la garganta.



Fragmento
LO BELLO Y LO TRISTE
YASUNARI KAWABATA
Premio Nobel de Literatura 1968



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sábado, 7 de septiembre de 2024

Presentamos en Almería la obra colectiva HUMUVIA


Ayer, viernes 6 septiembre 2024, en la Librería Picasso, y con la presencia del poeta
Antonio Carvajal, generador del proyecto junto al poeta Paco Domenech, presentamos en Almería la obra colectiva HUMUVIA, con las intervenciones de los poetas almerienses presentes en la citada antología. 
La nueva palabra, "humuvia", aspira a ser aceptada como expresión de ese aroma que surge de la tierra cuando recibe las primeras lluvias después de una larga sequía.



Tal como indiqué el poema de mi autoría incluido en el libro HUMUVIA, mi poema fue premiado en noviembre 2022 en la LIII Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético con el Símbolo Jaraíz

EL PERFUME DEL AGUA CUANDO LLUEVE


A Julio Cortázar,
que no aplaste ni le parezcan tristes
las gotas del agua cuando llueve.


Ya ves, Julio, con tanta ciencia inútil,
es la lluvia que trae mundos sutiles de aroma
a tierra o a mujer o a ambas cosas
si es que, en su calma y asombro, 
Madre Tierra fuera efluvio que nos crece hacia adentro;

quedé tendido, ayer,
en el momento justo en que —de sopetón— la lluvia
se posó de repente en mi cabeza;
sentí su aprecio y todo un cosmos
reemplazaba mi enredo
al tiempo en que algo quejumbroso,
y apenas bien comido,
me iba apoltronando desahuciado;

vacío de sensaciones
con todo un blues desafinado,
un pan rancio en la alacena
y algo de tristeza en mi cama…
—que no siente hambre ni emociones
ni siquiera al topar con la belleza;

pero es cierto que estas fechas
de octubre hasta noviembre
traen cambios de estación

y la fortuita lluvia nos geosmina
en estos secarrales despertando
bacterias y emolientes que nos toman
el pulso a cada paso con un dulzón
de tierra cuando toca la gota el suelo
la cresta y el rellano se engalanan
perfumando de aroma hasta los cielos;

como si Venecia se abriera a nuestros pies,
humuvia o petricor, qué más da si el término
florece y regala aromas… que ya quisieran
SANGADO o HUGO BOSS…
cuando el olor a tierra en el aire se ennoblece.
 
Y es que al llegar la lluvia nos nutrimos
del agua y de la sal, del ocre mineral
de los caminos; su caricia humedece el suelo
y, levantando sueños,
hace girar los ojos a la tierra
donde por fin… un día regresaremos.
 
Es tiempo de hojas blancas,
de pájaros y manos desnudadas,
de abandonarse al mundo y contemplar diluvios
ahora que el universo yace sobre tus hombros
mientras pasa la gente con los ojos callados
inmersos en los aromas del destino

y entre la medianoche y el amanecer
—cuando todo perfume se estremece—
nos brota el hambre adentro…
acelerándonos el pulso…
en una escena ansiosa de aroma nuevo
y ojos enamorados de los crédulos pechos
de una mujer con toda la fragancia
desatada… y resuelta en pos de su invitado…
 
—ya ves, Cortázar, "qué raro, verdad,
que una mujer no pueda olerse
como la huele el hombre",
pero la tierra iguala el género
y nos estalla en perfúmenes cuando llueve
y ambos, hombre y mujer, se enaltecen.


LIII Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético



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miércoles, 4 de septiembre de 2024

Cuando miras al abismo, el abismo también te mira a ti

 


"Cuando miras al abismo,

el abismo también te mira a ti"

Friedrich Nietzsche

 

Me nombro en los abismos  que me miran y llaman

No es difícil perder, frustrarse ante uno mismo,

verter dudas y miedos haciendo brotar

la realidad que encierran tantísimas entregas.

De haber pintado espacios de mejillas audaces,

sentirse, de lo estéril, eco yermo y baldío,

como una bruma empotrada en los ojos

de un cielo enrojecido que silba a los arcanos.

(Ese frescor de brazos blandos y amor exiguo que fueron los fragmentos. Asimétricos ritmos pactando el si bemol que destruyera el ego, la notación que asesinara al sí mismo en los soplos del otro. Exhibir el error que nos mantiene al mundo como una voz urdiéndose entre los hielos de un camino de tierra hendida en sus prejuicios, en sus roídas erosiones).

¡De tantas formas llama la caída al polvo

que una madre hastiada de metáforas

muerde las monedas

corriendo a las alturas,

hacia aquel vuelo de horizontes blancos,

forzando los remiendos de la tierra

a la alquimia que alivie las jornadas!

(Usted ansió ser niño, ajustar en los viejos las conductas opacas. Se remangó la piel en alborozos evitando los juicios para no quebrantar sus impulsos, su leitmotiv, la aceptación de su vida; -cuánto lo envidio, de mayor probaré a seguir sus latidos; cu-ando los días me aparezcan amarillos seré un viejo malo, por cada poro esnifaré feromonas, me pondré hasta las patas con cien tragos de vodka y calavera aplaudi- ré obscenidades -no tan obscenas como Hiroshima, Nagasaki, Cisjordania, la Crisis Global, el desempleo-. Seré la lluvia ácida que consume los miembros; un reuma en los tejidos del alma-).

Hay carne,

labios que fecundados en calles solitarias

se convierten al barro de las cansadas alas.

Sin soportar lo inerte, lo estático y pasmado,

me acreciento en los cambios

y agito cada hueso que la ciudad me ofrece;

ahora creo en mí,

me nombro en los abismos

que me miran y llaman.



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Un humano cualquiera

Alonso de Molina

Poesía del Siglo XXI

Colección Poetas de Hoy





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domingo, 25 de agosto de 2024

Camino Primitivo de Santiago



Camino Primitivo de Santiago
Habitación de hotel
Algunas manchas de humedad. Un estrecho y vetusto armario. Una ventana con vistas, dando realce a los gruesos muros de la habitación que se ensanchan hasta alcanzar el metro. Cuatro oscuras colañas sustentan el peso de toda esta zozobra con el rancio color de una memoria antigua sobada por el tiempo al amparo del oro y el boato. 
No siento melancolía en esta oquedad donde el tiempo en su insistencia anida polvo y memoria desmedida. 
Pero puedo aprender, por el contrario, que todo cuerpo es campana, una cornisa errante que yerra y cae sin saber cómo para elevar sus pasos hasta el espejo que en el fondo somos, aunque a veces elegimos quemar las alas sin huir de esta ansiosa e inquieta irrealidad.

 

 



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martes, 9 de julio de 2024

Lección de Sócrates: los tres tamices





Sócrates tenía fama de ser un hombre muy sabio. Un día, alguien fue a visitarlo y le dijo:

—¿Sabes lo que acabo de escuchar sobre tu amigo?

—Espera un momento —respondió Sócrates—. Antes de que me lo digas, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres tamices.

—¿Los tres tamices?

—Sí, antes de contar algo sobre los demás, es bueno filtrar lo que se quiere decir. El primer tamiz es el de la verdad. ¿Has comprobado que lo que me vas a decir es cierto?

—No, solo me enteré...

—Entonces no sabes si es verdad. Continuemos con el segundo tamiz, el de la bondad. ¿Es algo bueno lo que quieres contarme sobre mi amigo?

—Oh no, ¡al contrario!

—Entonces quieres contarme cosas malas de él y ni siquiera sabes si son ciertas. Aún queda el tercer tamiz, el de la utilidad. ¿Me ayuda saber qué habría hecho este amigo?

—Realmente no.

—Entonces —concluyó Sócrates—, lo que querías decirme no es cierto, ni bueno, ni útil. ¿Por qué querías decírmelo?






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